El barco se balanceaba entre las pequeñas olas. Detrás se
empezaban a ver, muy a lo lejos, otros barcos que se dirigían a otros lugares.
Para mí siempre fue una imagen tranquilizante la del vaivén de los botes y el
suave sonido de las olas al chocar contra la madera. Siempre que observo el
mar, me olvido de todo lo demás: no existe otra cosa más que aquella gran masa
de agua. En aquel momento, empecé a tener sueño y mis ojos se entrecerraban.
Luego de un tiempo, el barco ya estaba a punto de llegar a la orilla, en un
lugar muy cerca del faro. En ese momento
no le di importancia pero era muy extraño que un barco parase allí.
Salí al balcón del faro y llegue hasta el sillón donde me recosté
y seguí con los ojos un bote que había salido del barco, el cual había anclado
a algunos metros de la costa. En el estaban cinco personas, que no llegue a
distinguir muy bien.
El cansancio se estaba apoderando de mí y, casi sin querer cerré
los ojos. Entonces, solo escuchaba las olas que rompían contra las rocas y habían
empezado a ser cada vez más fuertes. En el fondo también escuchaba el sonido de
los remos al entrar y salir del agua. El bote debía estar bastante cerca, pero
yo no me había dado cuenta. Finalmente, el sueño me venció
Cuando me desperté, estaba tapada con una frazada polar
verde, una de las que estaban en el almacén. Me había quedado dormida en el sillón,
fuera del faro. Cuando abrí los ojos ya estaba amaneciendo, el sol ya iluminaba
el mar, calmo y totalmente vacío. El barco ya se había ido, pero… « ¿Qué habrán
estado buscando? ¿Por qué bajaron en un bote? “pensé. De repente, recordé a
Mirek, me levante de golpe, tirando la frazada a un lado y corrí hacia el
interior del faro.
La habitación estaba completamente desordenada y los muebles
destruidos. La puerta estaba partida a la mitad, apoyada contra la pared y
rodeada de astillas. El almacén estaba vacío y solo quedaban un par de bolsas
con frutas y verduras desparramadas por el piso. Había dos sillas tiradas en el
piso junto con una mesa, todo rodeado de vidrios rotos.
Cuando me di cuenta de lo que había pasado, comencé a
llorar. Todo el trabajo que había empeñado su padre en construir aquel faro,
hace tanto tiempo, los recuerdos que había guardado en el almacén por mucho
tiempo… todo había desaparecido o había sido destruido. Y Mirek… aún no había terminado
de conocerlo, pero me caía muy bien. Entonces, intente recordar cómo era la
primera vez que lo vi: llevaba unos pantalones largos y un abrigo negros. Tenía
el pelo un poco corto y castaño pero, algo que nunca voy a olvidar van a ser
sus ojos grises…
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